La desigualdad
es un fenómeno difícil de reducir a una sola dimensión porque incluye al mismo
tiempo lo que se tiene (la riqueza) y lo que se gana (los ingresos), y porque
depende de los grupos que se comparen entre sí. La manera tradicional de
aproximarse a su estimación ha sido contraponiendo a amplios grupos, como la
diferencia entre el quinto de hogares más rico y el quinto más pobre.
Pero, con la
creciente preocupación sobre la capacidad de una pequeña élite de concentrar
recursos, la métrica que se ha puesto de moda en los últimos años es la
posesión de riqueza del top 1% como aproximación a la versión más extrema de la
desigualdad. Es decir: si dividimos a la sociedad colombiana en cien grupos con
la misma cantidad de personas en cada uno, ¿qué parte de la tarta total de
riqueza (viviendas, tierras, ahorros, acciones) tiene el grupo a la cabeza de
esta distribución? La respuesta: una tercera parte.
Esta
concentración de la riqueza en Colombia es comparable a la de EE UU o Costa
Rica, y está por encima de la mayoría de América Latina. No llega, es cierto, a
los exorbitantes niveles de Chile, Brasil o México, donde casi la mitad de todo
está en manos del top 1%. Pero está notablemente por encima de Uruguay, Cuba,
el vecino Ecuador, o España.
La imagen
cambia sensiblemente cuando en lugar de mirar lo acumulado nos fijamos en el
flujo de entrada: los ingresos. Si hacemos el mismo ejercicio, dividir a la
población en cien grupos iguales, al 1% que más gana (que casi siempre coincide
con el que más tiene, pero no necesariamente) llegó alrededor del 18% del total
de ingresos en 2021. De nuevo EE UU anda cerca de Colombia en el ranking, pero
ahora los países más desiguales de la región según esta métrica (República
Dominicana, Perú, México) casi duplican a Colombia.
Es decir:
Colombia tiene a día de hoy la riqueza muy concentrada en unos pocos, y la
renta bastante concentrada, pero no tanto. Lo interesante es que si uno mira
hacia atrás las tornas se cambian: en los últimos 20 años, el 1% que más tiene
ha perdido poder relativo de acaparar riqueza. Colombia estaba en los niveles
de Brasil allá por 2009.
Sin embargo,
la capacidad del top 1% de ingresos de acaparar los ingresos se ha mantenido
casi inamovible en lo que va de siglo XXI.
Ya solo con
estos datos relativos hay suficiente información que unos pocos tienen mucho y
ganan bastante, pero los que tienen mucho no tienen un pedazo tan grande de la
rota como hace una década, aunque los que ganan bastante sí mantienen su
porción.
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